Home / Actualidad / La misteriosa Shimao cambia la historia china

La misteriosa Shimao cambia la historia china

Shimao revela secretos de una élite antigua

Shimao, una enorme ciudad construida hace unos 4.000 años en el norte de China, se ha convertido en una pieza clave para entender cómo surgieron las primeras sociedades estatales del Asia oriental. Murallas de piedra, barrios interiores y exteriores, y complejos rituales funerarios hablan de una élite poderosa y de una organización social muy sofisticada. Ahora, uno de los estudios de ADN antiguo más completos realizados en la región permite asomarse a la vida cotidiana de quienes habitaron este asentamiento. Los científicos analizaron restos de 169 personas enterradas en Shimao y en poblaciones vecinas, abarcando desde el Neolítico medio hasta la Edad del Bronce, y reconstruyeron árboles genealógicos completos que revelan parentescos, movilidad y jerarquías. Los resultados describen una sociedad patrilineal, estratificada y sorprendentemente estable en términos genéticos, que al mismo tiempo mantuvo intensos contactos comerciales con regiones lejanas sin perder su identidad. El hallazgo matiza la idea tradicional de un origen único de la civilización china en las llanuras centrales y vuelve la mirada hacia la meseta de Loess y la región de Ordos

El yacimiento de Shimao fue identificado en 2012 como uno de los asentamientos prehistóricos más grandes del norte de China. La ciudad abarca cerca de 4 km², estaba rodeada por murallas de piedra y presentaba zonas interiores y exteriores claramente diferenciadas, algo poco habitual para su época. Ese diseño urbano y sus monumentales estructuras la acercan más a las primeras capitales estatales que a un simple poblado agrícola. Uno de los rasgos que más ha llamado la atención es la presencia de más de 80 cráneos humanos hallados bajo la Puerta Este, dispuestos en fosas que se interpretan como evidencia de sacrificios humanos vinculados al poder político. Estos restos, sin esqueletos asociados, sugieren rituales de fundación de las murallas en los que la violencia simbólica ocupaba un lugar central.

El registro funerario de Shimao está formado por dos grandes cementerios, uno en el centro de la ciudad y otro en el recinto interior, reservados para las élites. Las tumbas se organizan en varios niveles, entre cuatro y cinco, que reflejan una jerarquía marcada dentro de la clase dominante. La distribución de los enterramientos permite distinguir linajes, rangos y posibles funciones dentro de la estructura de poder Para ir más allá de lo que muestran las estructuras, el equipo internacional de investigadores recurrió al análisis de ADN antiguo. Tomaron muestras de dientes y huesos de 169 individuos de Shimao y de asentamientos circundantes, lo que les permitió rastrear la historia genética de la región a lo largo de más de un milenio. Con esa información reconstruyeron parentescos, identificaron linajes y midieron la diversidad genética dentro y fuera de la ciudad.

El estudio revela que la población de Shimao surgió a partir de una raíz ancestral común y mantuvo una continuidad genética notable durante siglos. Las élites agropastorales de la meseta de Loess y de la región de Ordos aparecen como fundadoras de la ciudad, que se consolidó como un corredor estratégico entre agricultores del sur y pastores del norte. Esa estabilidad no impidió la llegada periódica de influencias externas, especialmente de grupos del norte interior de Asia oriental, como Yumin. Un hallazgo clave es que, a pesar de que el lugar formaba parte de redes de intercambio de largo alcance con conexiones que alcanzaban la costa de Shandong y la estepa euroasiática, esos contactos no dejaron una huella genética significativa. Los objetos exóticos encontrados en Shimao, como figuras antropomorfas, placas de hueso de caimán y piezas de jade finamente trabajadas, parecen haber llegado por comercio y no por migraciones masivas. Los datos genéticos permiten, además, definir a Shimao como una sociedad claramente patrilineal.

La pertenencia al linaje masculino determinaba el acceso al poder, la transmisión de la propiedad y la posición social, aunque la presencia de mujeres de alto rango matiza la idea de un sistema rígido excluyente por género. El contraste entre los individuos sacrificados sin parentesco con las élites y los sepultados en tumbas principales refuerza la imagen de una comunidad donde la sangre y el estatus eran claves, pero no equivalentes.

Los autores del estudio describen a Shimao como una ciudad-estado compleja, con una élite cohesionada, redes de comercio extensas y una identidad genética que se mantuvo sorprendentemente estable a lo largo del tiempo. El caso cuestiona visiones simplificadas sobre el origen de la civilización china y sugiere que en las periferias también se desarrollaron centros de poder sofisticados, capaces de articular territorios y poblaciones diversas.  

A medida que se suman nuevas excavaciones y análisis genéticos, Shimao se perfila como un laboratorio privilegiado para entender cómo se construyeron las primeras sociedades jerárquicas en Asia oriental, qué papel jugaron el parentesco, el comercio y la violencia ritual, y cómo estos factores siguen influyendo en la forma en que reconstruimos el pasado.

Deje un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *