El arte del sueño: 5 hábitos para recuperar energía como te lo mereces
Dormir es una necesidad biológica fundamental, pero en la era de las pantallas y las rutinas aceleradas, el buen descanso se ha convertido casi en un lujo. Según expertos, un sueño reparador no solo permite recargar el cuerpo, sino también consolidar la memoria, fortalecer el sistema inmune y regular las emociones. Cuando no dormimos lo suficiente, aumentan los niveles de estrés y el riesgo de sufrir fatiga crónica, ansiedad e incluso problemas cardiacos.
Para descansar mejor no basta con acostarse temprano: hay que preparar el terreno. Crear una rutina nocturna estable le enseña al cerebro cuándo desconectarse. Evitar la luz azul del celular al menos 40 minutos antes de dormir, tomar una ducha tibia y dejar la habitación en oscuridad ayudan a activar la melatonina, la hormona del sueño. También se recomienda mantener una temperatura entre 18 °C y 22 °C para que el cuerpo pueda entrar más rápido en fase de descanso profundo.
La alimentación también juega un papel clave. Consumir bebidas estimulantes en la noche, como café o energéticas, puede bloquear las señales de cansancio por horas. En cambio, alimentos ricos en triptófano, como el banano, la avena o la leche tibia, favorecen la relajación. La práctica de respiración 4-7-8 o la meditación corta reduce la frecuencia cardiaca y envía un mensaje directo al sistema nervioso: es hora de dormir.
Finalmente, el sueño no debe competir con ruido o preocupaciones. Llevar un cuaderno de pendientes para descargar la mente, probar sonidos blancos o usar antifaz si la luz externa es inevitable pueden marcar la diferencia. Dormir mejor es un hábito que se construye, no un golpe de suerte. Ajustar pequeños detalles en la noche puede transformar no solo tus horas de sueño, sino tu rendimiento, ánimo y salud para el día que viene.






