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Carla, la perrita sin pelo busca hogar

Un colectivo animalista de Bogotá visibiliza la historia de una viringo peruana que rompe mitos sobre los perros sin pelo

Carla es una perrita de raza viringo peruano que, a pesar de no tener pelo, se ha ganado el cariño de miles de personas en redes sociales. Su historia fue compartida por la organización Adopta con Responsabilidad, un colectivo sin ánimo de lucro que rescata y acompaña animales vulnerables en Bogotá y Soacha.

Desde que publicaron sus primeras fotos, su mirada curiosa y su piel oscura llamaron la atención de usuarios que no tardaron en preguntar por ella, por su salud y por la posibilidad de darle un hogar.

La apariencia de Carla genera preguntas y, en algunos casos, prejuicios. Muchas personas creen que un perro sin pelo necesariamente está enfermo o tiene problemas de piel, cuando en realidad rasgos como los de la viringo peruana son propios de una raza históricamente reconocida en países como Perú, donde incluso es considerada patrimonio cultural. En los comentarios de las publicaciones, la fundación ha tenido que explicar una y otra vez que la falta de pelaje no es sinónimo de abandono ni de descuido, sino una característica natural que exige, eso sí, cuidados específicos.

El equipo de Adopta con Responsabilidad cuenta que Carla llegó a la organización en situación vulnerable y que, desde entonces, ha mostrado un carácter especialmente sociable. La describen como una perrita curiosa, activa e inteligente, que disfruta de la compañía de personas y otros animales.

En las jornadas de juego, suele acercarse a los voluntarios en busca de caricias y se acomoda sin miedo a los desconocidos, un rasgo que facilita el proceso de adaptación en un futuro hogar.

Antes de pensar en adopciones, la prioridad de la fundación ha sido garantizar su bienestar médico. Por eso, Carla inició un proceso de valoración veterinaria que incluye exámenes como cuadro hemático y coprológico, pruebas básicas para conocer cómo está su organismo, descartar parásitos y determinar si requiere tratamientos adicionales.

Solo cuando estos resultados estén listos y los veterinarios den luz verde, comenzará oficialmente la búsqueda de familia.

Vivir con un perro sin pelo implica compromisos concretos. La piel de Carla necesita hidratación regular, uso de bloqueadores solares aptos para mascotas cuando se expone al sol y jabones suaves que eviten irritaciones a la hora del baño.

En clima frío, también se recomiendan abrigos o mantas para ayudarle a mantener la temperatura corporal, un detalle que la organización remarca en todas sus publicaciones para futuros adoptantes.

La llegada de Carla coincidió con una campaña especial: “Velitas Pro Patitas”, una iniciativa de Adopta con Responsabilidad para recaudar fondos mediante la venta de cajas de diez velas por $20.000.

Cada compra se traduce en alimento, medicamentos, consultas veterinarias y atención diaria para perros y gatos rescatados en Bogotá y Soacha. La fundación aprovecha la visibilidad que ha tenido la perrita en redes para recordar que, detrás de cada historia viral, hay facturas por pagar y un trabajo permanente de cuidado.

Quienes estén interesados en apoyar el proceso médico de Carla, seguir de cerca su evolución o postularse en el futuro como adoptantes pueden comunicarse con la organización a través de mensajes internos en sus redes sociales.

Desde allí comparten actualizaciones, fotografías y recomendaciones para que más personas se animen a adoptar en lugar de comprar, especialmente en ciudades como Bogotá, donde aún hay cientos de animales esperando una segunda oportunidad.

La historia de Carla, la perrita viringo sin pelo que hoy conquista las redes desde Bogotá, es también una ventana a la adopción responsable de mascotas en Colombia. Al visibilizar su proceso médico, los cuidados particulares de su piel y el trabajo de Adopta con Responsabilidad en Bogotá y Soacha, el caso invita a derribar mitos sobre los perros sin pelo y a apoyar a las fundaciones animalistas locales. Para quienes buscan adoptar un perro en la capital o sus municipios vecinos, seguir el proceso de Carla se convierte en una guía práctica sobre cómo prepararse para recibir en casa a un animal rescatado y con necesidades específicas.

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