Las víctimas habían pactado el pago de $2 millones con el conductor que horas después regresó armado con otros sujetos
En el barrio El Porvenir, al sur de Armenia, Quindío, la tranquilidad de una zona residencial fue quebrada por un doble homicidio que tiene en shock a la comunidad. En el interior de una vivienda ubicada en la calle 32 con carrera 25 fueron asesinados un hombre de 89 años y su hija de 65, identificados como Julio César Moscoso Echeverry y Luz Amparo Moscoso Palomino, respectivamente, quienes, según las primeras versiones oficiales, habían tenido horas antes un choque menor con un vehículo frente a su casa.
De acuerdo con las informaciones preliminares, hacia el mediodía un automóvil habría impactado la fachada de la vivienda donde residían las víctimas. Tras el choque, el conductor, al parecer en estado de alicoramiento según versiones de testigos, habría aceptado su responsabilidad y negoció con la familia el pago de dos millones de pesos para cubrir los daños materiales. Ese acuerdo informal llevó a que decidieran no llamar a las autoridades de tránsito, pensando que el incidente quedaría resuelto sin mayores consecuencias.
Sin embargo, lo que parecía un conflicto menor derivó en un episodio de extrema violencia. Hacia la 1:45 de la tarde de ese mismo domingo, varias personas llegaron de nuevo en un vehículo hasta el inmueble y, según el reporte de la Policía, ingresaron a la vivienda para atacar a las víctimas. Los agresores habrían utilizado armas de fuego y elementos cortopunzantes, dejando sin vida a padre e hija dentro de su propia casa, en un hecho que los investigadores califican como un caso de intolerancia que escaló de manera brutal.
El coronel Luis Fernando Atuesta, comandante de la Policía del Quindío, indicó que la institución adelanta diligencias de verificación, inspección e identificación de personas para establecer quiénes participaron en el ataque y cuál fue exactamente la motivación que llevó a pasar de un acuerdo económico por un choque a un doble homicidio. El oficial confirmó que el vehículo en el que se movilizaban los presuntos agresores ya fue inmovilizado y se encuentra bajo cadena de custodia para su inspección técnica, revisión de huellas y otros indicios que puedan aportar a la investigación.
Dentro de la vivienda se vivieron escenas de pánico. Vecinos relataron que escucharon varios disparos, gritos y luego silencio, lo que los llevó a dar aviso a las autoridades. Cuando los uniformados llegaron, junto con personal de criminalística, encontraron los cuerpos sin vida de los dos adultos mayores. La escena fue acordonada y se realizaron las labores de inspección técnica, mientras los residentes del sector se agolpaban tras las cintas de seguridad sin comprender cómo un barrio tradicional de la capital quindiana volvía a ser noticia por un hecho violento.
El caso vuelve a poner sobre la mesa la problemática de la intolerancia en Colombia, en particular cuando se mezcla con el consumo de alcohol y la resolución informal de conflictos de tránsito. En varias ciudades del país se han registrado episodios en los que pequeños choques o discusiones en la vía terminan en agresiones físicas y, en casos extremos, en homicidios. Las autoridades en Armenia insistieron en la importancia de acudir a los canales institucionales, reportar los accidentes y evitar acuerdos improvisados que puedan derivar en retaliaciones posteriores.
Mientras avanza la investigación, familiares y allegados de las víctimas reclaman justicia y piden que se identifique y judicialice a todos los responsables del ataque. Para la comunidad del barrio El Porvenir, el asesinato de Julio César y Luz Amparo no solo deja un vacío en su círculo cercano, sino que alimenta el temor de los vecinos, que piden mayor presencia de la Policía y estrategias de prevención en un contexto donde la percepción de inseguridad viene en aumento.
El doble homicidio de padre e hija en el barrio El Porvenir en Armenia, Quindío, se convirtió en un caso emblemático de intolerancia y violencia tras un accidente de tránsito. Las autoridades mantienen inmovilizado el vehículo involucrado y avanzan en la recolección de pruebas para esclarecer quiénes participaron en el crimen y por qué un acuerdo de $2 millones terminó en una tragedia familiar. Este hecho, que enluta a Armenia y al departamento del Quindío, refuerza el llamado a denunciar oportunamente, evitar arreglos informales y exigir resultados concretos en la lucha contra la criminalidad en la región.






