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El Caribe se militariza: mira quién apoya a EE. UU.

Varios gobiernos respaldan la operación de EE. UU. contra el narcotráfico y el llamado ‘Cartel de los Soles’, mientras Caracas denuncia una amenaza a su soberanía

El despliegue militar de Estados Unidos en el mar Caribe, justificado por la Casa Blanca como una ofensiva contra el narcotráfico y las redes criminales transnacionales, ya no es solo un movimiento de Washington. Una lista creciente de países de América Latina y el Caribe ha expresado su respaldo político, logístico y operativo a la presencia de buques de guerra, submarinos y aeronaves estadounidenses cerca de las costas de Venezuela. Entre ellos se destacan Trinidad y Tobago, Guyana, Panamá, El Salvador, República Dominicana y, en el plano político, Argentina, Ecuador y Paraguay.

De acuerdo con reportes citados por El Tiempo y otras fuentes internacionales, Trinidad y Tobago se ha consolidado como uno de los aliados clave de Estados Unidos, al ubicarse a solo 11 kilómetros de la costa venezolana y manifestar su disposición a permitir el acceso militar estadounidense para la defensa de Guyana en caso de una escalada.

La primera ministra Kamla Persad-Bissessar celebró abiertamente las maniobras, dejando atrás décadas de neutralidad frente a las tensiones entre Caracas y Washington.

Guyana, que mantiene una disputa territorial histórica con Venezuela por la región de Esequibo, fue uno de los primeros gobiernos en respaldar el despliegue. En sus comunicados, Georgetown ha insistido en que la operación forma parte de un “enfoque integrado” contra el crimen organizado, y ha expresado preocupación por la supuesta participación de altos mandos venezolanos en el llamado ‘Cartel de los Soles’, una acusación que Caracas rechaza tajantemente.

En Centroamérica, El Salvador aparece como otro punto estratégico. Imágenes satelitales difundidas por cadenas internacionales han registrado la presencia de aeronaves de ataque estadounidenses en la base aérea de Comalapa, utilizadas para operaciones de vigilancia y apoyo a las misiones navales en la región.

Aunque el presidente Nayib Bukele no ha hecho anuncios formales sobre el despliegue, analistas recuerdan que su gobierno mantiene una relación cercana con Washington y ha intensificado el discurso contra las estructuras criminales transnacionales.

Panamá, por su parte, argumenta que la presencia militar estadounidense en su territorio responde a acuerdos de cooperación suscritos con anterioridad. El gobierno de José Raúl Mulino ha señalado que los ejercicios y maniobras en bases aéreas y navales panameñas se enmarcan en el combate al narcotráfico y negó que estén ligados a preparativos de una acción ofensiva contra Venezuela. En abril, ambos países firmaron un memorando que autoriza una mayor presencia de tropas y equipos de Estados Unidos, reforzando la histórica relación en torno al Canal y a la seguridad marítima.

La República Dominicana también ha profundizado la cooperación con Washington. El presidente Luis Abinader anunció acciones conjuntas más robustas con la DEA y otras agencias estadounidenses, vinculadas a la operación conocida como ‘Lanza del Sur’, que hace parte del despliegue en el Caribe.

En paralelo, se reportan incautaciones de cargamentos de cocaína y la participación de fuerzas locales en tareas de interdicción marítima, lo que convierte al país en un eslabón relevante dentro de la arquitectura de seguridad regional.

Junto a estos apoyos operativos, se suman gestos políticos desde Sudamérica. Gobiernos como los de Argentina, Ecuador y Paraguay han catalogado al ‘Cartel de los Soles’ como organización terrorista, alineando su discurso con el de Washington y enviando una señal de respaldo al enfoque de mano dura contra el narcotráfico impulsado por la administración Trump.

Esta confluencia de apoyos dibuja un nuevo mapa de alianzas que, según expertos, podría tener efectos duraderos en la correlación de fuerzas en el Caribe y en la relación de la región con Caracas.

Con el despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe en pleno desarrollo y el respaldo de varios países de América Latina al operativo contra el narcotráfico y el ‘Cartel de los Soles’, el debate sobre seguridad regional y soberanía se intensifica. En los próximos meses, la forma en que se coordinen estas alianzas, así como la respuesta de Venezuela y de otros gobiernos de la región, será clave para entender cómo se reconfigura el mapa geopolítico del Caribe y qué impacto real tendrá esta operación en la lucha contra las rutas de la cocaína hacia Norteamérica y Europa.

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