Dentro de un proceso de conciliación, Mancuso manifiesta que no tiene pruebas contra Uribe
El condenado exparamilitar Salvatore Mancuso presentó ante la Fiscalía General de la Nación una propuesta de conciliación en la cual manifiesta que “no me consta participación directa ni indirecta alguna del doctor Álvaro Uribe Vélez en hechos criminales relacionados con la querella que nos ocupa”.
En el documento, Mancuso señala que, si bien mantiene su “deber de contribuir a la verdad judicial dentro de los límites de la ley”, reconoce que sus afirmaciones anteriores no cuentan con evidencia que sustente la vinculación del expresidente Uribe con los hechos que él había señalado.
La conciliación se da luego de que Uribe interpusiera una querella por los señalamientos realizados por Mancuso, en los que lo vinculaba con el homicidio del exalcalde del municipio de El Roble (Sucre), Eudaldo León Díaz, ocurrido en 2003. Sin embargo, Mancuso acepta en su propuesta que carece de constancia de que Uribe haya participado en dicho crimen.
El giro en la posición de Mancuso genera múltiples interrogantes: por un lado, qué implicancias tendrá este cambio para la justicia transicional y para los procesos que lo involucran dentro de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), y por otro, qué impacto político tiene para el expresidente Uribe, quien ha sido durante años objeto de acusaciones del ex paramilitar.
Para expertos jurídicos, la conciliación propuesta no implica necesariamente que Uribe quede exento de otras investigaciones o procesos, pero sí representa un debilitamiento de una de las principales piezas de acusación contra él. También evidencia el valor de la producción de pruebas sólidas en materia de derechos humanos y justicia transicional.
Desde la perspectiva humana, el hecho de que Mancuso pida disculpas por señalamientos que “no le constan” abre un debate sobre la responsabilidad de las élites del conflicto armado colombiano, el uso de declaraciones en contextos de justicia especial y el valor que tiene para las víctimas el que los responsables reconozcan hechos con certeza.
En el ámbito político, el evento se produce en un momento relevante: el expresidente Uribe continúa teniendo influencia, y esta retractación parcial de Mancuso puede influir en percepciones públicas, en la agenda de memoria histórica y en las acciones de las víctimas que siguen esperando verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.
La propuesta de conciliación presentada por Salvatore Mancuso ante la Fiscalía, en la que manifiesta que no tiene constancia de la participación del expresidente Álvaro Uribe Vélez en los hechos que antes le atribuía, abre un nuevo capítulo en la justicia transicional colombiana. Este cambio representa un hito en los procesos de reparación, memoria y responsabilidad por el conflicto armado en Colombia.
