MinHacienda baja la meta pero mantiene recaudo clave
Uno de los cambios más relevantes es la salida del IVA a los combustibles, que en la versión inicial aportaba buena parte del recaudo proyectado. Tras la ola de críticas por el impacto que tendría en el transporte y la inflación, el Gobierno decidió retirar el artículo. Esta movida obligó a recalcular la reforma y a reforzar otros frentes de ingreso, manteniendo la meta de $16,3 billones, pero con una estructura diferente.
En materia de IVA, Hacienda concentró el ajuste en bienes y consumos considerados no esenciales o de mayor capacidad de pago. El proyecto eleva del 5 % al 19 % el IVA de los vehículos híbridos, así como el de bebidas alcohólicas como aguardiente, ron, whisky, brandy, vodka, vino, sidra y otras cremas. Además, los juegos de suerte y azar operados exclusivamente por internet dejan de estar excluidos y pasan a pagar IVA del 19 %.
El texto también incluye cambios en combustibles específicos. Aunque se elimina el IVA general a la gasolina en surtidor, se plantea una tarifa del 19 % al ingreso del productor fósil de gasolina motor corriente, y un incremento gradual del IVA al ACPM: primero al 10 % y luego al 19 % en los próximos años. El alcohol carburante, que estaba exento, pasará a estar gravado al 19 %, al igual que el hospedaje a no residentes, que pierde su tratamiento preferencial.
En el frente de las personas naturales, el proyecto ajusta beneficios en renta. Se elimina la deducción fija de 72 UVT por dependiente, aunque se mantiene la posibilidad de descontar hasta el 10 % de los ingresos brutos por ese concepto. Igualmente, se desmonta el descuento del 19 % al impuesto sobre dividendos y se empieza a gravar el componente inflacionario de los rendimientos financieros, con el argumento de cerrar “grietas” en la tributación del ahorro y la inversión.
El impuesto al patrimonio se reorganiza con una estructura escalonada. Patrimonios hasta 40.000 UVT no pagarán este tributo; a partir de allí se aplican tarifas crecientes que llegan hasta el 5 % para los patrimonios más altos, que superen los 2 millones de UVT. Con este diseño, el Gobierno busca reforzar la progresividad, concentrando la carga en grandes fortunas mientras mantiene por fuera a la clase media patrimonial.
La reforma también eleva del 10 % al 20 % el impuesto a las ganancias ocasionales por rifas y loterías, y aumenta la sobretasa al sector financiero: pasará del 5 % al 15 %, llevando la carga efectiva del impuesto de renta para bancos y entidades similares hasta el 50 %, cuando se suma la tarifa base del 35 %. En paralelo, sube del 16 % al 19 % el impuesto al consumo en la compra de pick-ups y aeronaves, reforzando el mensaje de que los segmentos de mayor ingreso aportarán más.
Según las cuentas del Ministerio de Hacienda, el paquete ajustado permitirá recaudar alrededor de 0,8 % del PIB en 2026 y 0,7 % del PIB en los años posteriores, recursos que se destinarían al cierre de la brecha fiscal y al cumplimiento de la regla fiscal. Sin embargo, la propia cartera reconoce que se trata de medidas de corto y mediano plazo, lo que implica que el país probablemente deberá seguir discutiendo cambios tributarios en el futuro.
Con la salida del IVA a los combustibles y la incorporación de nuevos ajustes en IVA, patrimonio, juegos de azar, sector financiero y ganancias ocasionales, la reforma tributaria ajustada busca recaudar $16,3 billones sin tocar de frente la gasolina en surtidor ni la canasta básica. El Congreso será ahora el escenario donde se definirá si este paquete se convierte en ley y cómo quedará finalmente el mapa de impuestos para personas naturales, empresas y grandes patrimonios en Colombia.






