Un tornado azotó la ciudad de Rio Bonito do Iguaçu con vientos superiores a 250 km/h

En la noche del viernes, un violento tornado impactó la ciudad de Rio Bonito do Iguaçu, en el estado de Paraná (sur de Brasil). Fuertes ráfagas de viento estimadas entre 180 y 250 km/h arrasaron techos, volcaron vehículos y derrumbaron estructuras.
Las autoridades confirmaron al menos seis personas muertas y cientos de heridos, en un desastre que las primeras estimaciones sitúan en más de 400-750 lesionados. Se declaró estado de emergencia en la región. Brigadas de rescate, bomberos, ejército y defensa civil trabajan para remover escombros, restablecer servicios básicos y brindar asistencia humanitaria.
Aproximadamente el 90 % de las viviendas de la ciudad de 14.000 habitantes sufrieron daños severos; sectores urbanos y rurales quedaron prácticamente devastados.
Los cortes de energía, la caída de postes y la interrupción de suministro de agua complican aún más la logística del rescate y la atención médica de los heridos.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva expresó sus condolencias a las familias afectadas y anunció apoyo federal para la reconstrucción. Este fenómeno extiende el debate sobre la vulnerabilidad de ciudades del sur de Brasil ante eventos meteorológicos extremos, y plantea interrogantes sobre prevención y sistemas de alerta temprana.
El tornado ocurrido en el sur de Brasil, en el estado de Paraná, que dejó al menos seis muertos y cientos de heridos, confirma la urgencia de reforzar los mecanismos de respuesta ante fenómenos extremos en Brasil. Las autoridades estatales y federales trabajan en la reconstrucción de Rio Bonito do Iguaçu, mientras crece la presión para mejorar la infraestructura, los sistemas de alerta y la planificación urbana ante tormentas severas.



